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14/2/09

VILLA GATO


Llevo cuatro días recorriendo el Algarve y me acompaña un cielo azul maravilloso y una temperatura tan cálida que no puedo creer que aún es febrero. Con eso de atrasar el reloj una hora, ando despistada, el tiempo “corre lento”.Me encuentro con rincones maravillosos, sobre todo en los pequeños pueblos del interior e intento captar (cámara en mano) los bonitos paisajes y también los pequeños detalles que me sirven para conocer mejor a esta gente que me parece hospitalaria y tranquila.
Tavira, Loulé, Silves, Faro, Monchique, Caldas de Monchique, Alté, Salir…grandes y pequeños pueblos a los que afortunadamente aún no ha llegado ese turismo masivo que acaba con la gracia y el encanto de algunos lugares y los convierte en algo muy distinto a lo que fueron en su origen. En Tavira es una delicia pasear por la ribera del río Gilâo, o sentarse a tomar un café en algunas de sus terrazas para observar el paisaje salpicado de pequeños barcos de pescadores, gaviotas y otros pájaros marinos…y oler a mar aunque no se vea. Los azulejos que alicatan las casas del Algarve son una maravilla, y también la gran variedad de ventanas, las fachadas de colores, el empedrado de las calles, las chimeneas caladas….
Resumiendo, El Algarve que conozco =
*azulejos de colores
*bonitas ventanas
*olor a mar
*maravillosas chimeneas
*pescado asado
*deliciosos dulces
*calles empedradas
*buena gente
Y mañana me espera Lisboa.
Esto podía ser un relato para el concurso de relatos LA MALETA DEL TÍO PACO pero no lo es, de verdad viajo por Portugal y estoy encantada. Pero os animo a que participeis en el concurso que el premio merece la pena.